Alistamiento y preparación de la muestra de suelo

Tras el trabajo de campo, debemos preparar las muestras de suelo para posteriormente realizar los análisis en el laboratorio. Necesitaremos los siguientes materiales. El guion de prácticas que deberemos leer y tener a mano para poder seguir el procedimiento. El suelo recogido en campo. Un tamiz de malla de dos milímetros. Una balanza de un decimal. Ya que no necesitamos precisión. Un martillo blando o botella para disgregar el suelo. Bolsas de plástico para guardar las muestras y la tabla Mount Shell para determinar el color. Cada muestra de suelo recogida en campo se debe extender en una hoja de periódico o bandeja. De forma que el grosor no supere los dos centímetros. Además, romperemos los agregados grandes del suelo para ayudar al proceso de secado. Se dejará secar al aire durante al menos 48 horas. Una vez que se haya completado el secado al aire, debemos retirar los restos orgánicos visibles en el suelo, hojas, tallos y raíces, así como los elementos gruesos fácilmente detectables. Antes de tamizar la muestra, debemos disgregar o romper suavemente los agregados del suelo. Esto se puede hacer a mano usando un martillo blando o una botella de cristal. Es importante diferenciar que es un agregado y que es un elemento grueso. Cuando presionamos los agregados entre los dedos, se disgregan en partículas más pequeñas, cosa que no ocurre con los elementos gruesos. Debemos tener cuidado de no romper los elementos gruesos, ya que al romperlos se liberan partículas minerales que van a alterar las propiedades químicas de nuestra muestra de suelo. Una vez hemos deshecho los agregados, la muestra de suelo debe tamizar para separar la fracción de suelo que atraviesa un tamiz de dos milímetros de cualquier otro material más grande. Echamos la muestra de suelo al tamiz en pequeñas cantidades, repitiendo el proceso hasta tamizar la muestra completa. Tras cada tamizado debemos revisar la parte superior del tamiz, retirando todos los restos de raíces y elementos gruesos que podamos. Si siguen quedando muchos agregados, volcamos de nuevo la muestra en el periódico para terminar de agregarlos. La fracción de suelo inferior a dos milímetros, la que atraviesa el tamiz, se denomina tierra fina y es lo que vamos a utilizar para realizar los análisis de laboratorio. Una vez tamizada toda la muestra, tenemos tres fracciones la tierra fina, los elementos gruesos, que es la fracción que no ha atravesado el tamiz y los restos orgánicos. Pasaremos cada fracción. Tras apuntar su peso, desechamos los restos orgánicos. La tierra fina y los elementos gruesos se guardan para su descripción y posterior análisis. Antes de tirar los elementos gruesos, debemos identificarlos anotando su abundancia, tamaño, forma y naturaleza de la roca de la que provienen. Para describirlos, nos ayudamos de las tablas del guion de prácticas. Podemos comprobar la naturaleza de la roca añadiendo unas gotas de ácido clorhídrico diluido. Si se produce efervescencia, nos indica la presencia de carbonato cálcico. Por tanto, ese elemento grueso procede de una roca caliza. Una vez descritos los elementos gruesos, los podemos desechar. Por último, determinamos el color de la tierra fina mediante el uso de las tablas. Montse. En este caso vamos a determinar el color en seco. El color en húmedo lo debemos determinar en el campo. El color se define con tres valores. El matiz es el color espectral dominante, rojo, amarillo, verde, azul o violeta, y se encuentra en la esquina superior derecha de cada hoja en la tabla. Amundsen. Solemos comenzar a buscar el color en la página diez y a R. Ya que es la hoja con colores de suelo más comunes. A partir de ahí nos desplazamos hacia adelante o hacia atrás para encontrar la página correcta. El valor es la claridad u oscuridad del color que va desde uno. Color oscuro abajo a ocho Color claro arriba. El croma es la pureza o fuerza del color. Va desde uno color pálido a la izquierda a ocho. Color brillante a la derecha. Para determinar el color de nuestro suelo, debemos coger una pequeña porción y colocarla por debajo de la hoja de la tabla. Amundsen. De modo que se vea el suelo por los diferentes agujeros de la tabla. Cuando dudamos entre dos tonos similares. Un truco es tomar una pequeña porción de tierra fina y colocarla directamente sobre el color. Esto nos ayuda a diferenciarlo mejor. Una vez sabemos cuál es el color de nuestro suelo, anotamos su código y su nombre del siguiente modo Matiz. Valor. Barra inclinada y croma. Por último, buscamos el nombre que lo encontraremos en la página de la izquierda. Una vez determinado el color, guardamos la tierra fina en bolsas de plástico correctamente identificadas para su posterior análisis. Al finalizar esta preparación de la muestra habremos anotado 3 pesos de las raíces, el de los elementos gruesos y el de la tierra fina. Con estos pesos calcularemos los porcentajes de cada una de estas fracciones respecto al peso total de suelo. Además, hemos determinado el color de nuestro suelo que utilizaremos para su descripción.